El nuevo "macho" es sensible y entiende el deseo de su pareja
Se encontró con un nuevo paradigma de mujer y tuvo que amoldarse a los cambios. El hombre del siglo XXI es un modelo para amar. Se permite demostrar ternura y dejó de ser el macho siempre listo para tener sexo. Tuvo que abandonar prejuicios y ya no pondera tanto la virginidad femenina. Aprendió a derribar mitos, se muestra más permeable a los pedidos de su pareja y abandonó las máximas de la cultura machista. "Hay ciertos preceptos que todavía están vigentes. Pero en general, los comentarios de doble moral ya quedaron un poco ridiculizados -dice el sexólogo Adrián Sapetti- por ejemplo, los que dicen que si una mujer sale con varios hombres es una atorranta y si un hombre sale con muchas mujeres, es un genio. Son cosas que ya perdieron prestigio".
La imagen del tradicional hombre-macho también quedó relegada. El nuevo varón se tuvo que adaptar a los cambios de la mujer moderna. "El hombre fue creciendo a la sombra de los violentos cambios feneminos. Se tuvo que acostumbrar a una mujer que pide más, que dice lo que le gusta y lo que no", explica Sapetti.
Para el psicoanalista José Eduardo Abadi, el avance de la mujer fue determinante en el cambio masculino. "La mujer se sacó prejuicios, investigó su deseo y el de los hombres. Algunos varones se adaptaron a esto. Otros se asustaron", comenta. "Este susto se traduce muchas veces en escaparse de las relaciones y caer en un supuesto desinterés. O avanzar hacia una pseudo promiscuidad, por la cual se evita el compromiso amoroso".
El varón sabelotodo en el sexo también está en extinción. Ahora, tener en cuenta lo que la mujer quiere pasó a ser una premisa principal en la pareja. "Los hombres tuvieron que aceptar que no se las saben todas. Que lo que les gusta a las mujeres no es como ellos creen. El hombre que no tiene en cuenta lo que la mujer pide queda un poco en orsai", remarca Sapetti.
El hombre tierno. Además de intercambiar roles con la mujer en el hogar y en la crianza de los hijos, el nuevo modelo de varón también se permite mostrar aspectos tradicionalmente femeninos. Dar una caricia, llorar, emocionarse y mostrarse más sensible, ya no son pecados masculinos. "El hombre trata de integrar las dos vetas, la pasional y la amorosa. Se deja acariciar y ser poseído. Acepta que la mujer tome la iniciativa y se muestra más tierno, más amoroso". Así, el desprejuicio sexual y un mayor compromiso sentimental potencian la plenitud del encuentro con el otro.
Esta noche no. Parece que en la era de la sexualidad posmoderna, el famoso "me duele la cabeza" ya no es sólo una potestad exclusiva del sexo femenino. Ahora, los hombres también pueden decir que no y sin sentirse menos viriles por eso. "Antes el hombre tenía que ser un boy scout permanente, para su propia tranquilidad narcisista. Hoy se da el permiso de decir que no tiene ganas, que no desea", explica Abadi en su libro El sexo del nuevo siglo.
Los cambios que comenzaron con movimientos hippies y la aparición de la
píldora anticonceptiva hicieron que las conquistas femeninas promovieran un nuevo modelo masculino.
Diario Perfil
Domingo 16 de julio de 2006