No ha sorprendido demasiado, pues, que a principios del siglo XXI hayan surgido señales de que en América latina la democracia puede estar por batirse en retirada. Si bien hasta ahora se han guardado las apariencias, en Ecuador, Paraguay, la Argentina y Bolivia, presidentes de legitimidad constitucional difícilmente discutible optaron por renunciar luego de haber sido intimidados por grandes manifestaciones callejeras, fenómeno que plantea la posibilidad de que el próximo futuro de muchos países latinoamericanos se vea signado por la oclocracia.
Al fin y al cabo, de por sí la democracia no ha resultado ser "la solución" con la que tanto soñaban.En
Europa occidental muchos sienten que sus representantes locales están perdiendo terreno frente a los burócratas "anónimos", mientras que éstos son despreciados por no estar en condiciones de resistir las presiones de la superpotencia norteamericana, la que a su vez también enfrenta problemas de representatividad.Pero aunque está generalizándose la sensación de que la democracia tendrá que cambiar radicalmente a fin de adaptarse a las circunstancias imperantes, hasta ahora los cambios producidos han sido superficiales, limitándose por lo común a la sustitución de un lider "fracasado" por otro de perfil político a veces apenas conocido, porque nadie parece tener la menor idea de lo que convendría hacer a fin de satisfacer las expectativas borrosas de los rebeldes contra el status quo.
Fragmentos del texto escrito por James Neilson.